Este post está dedicado a una guerrera de la vida, hoy lo escribo en honor a tu vida y a todo lo que me enseñaste, Jenny A. Morales Roa, te veo en el cielo amiga mía…
A veces soñamos con casa, beca y carro, a veces sufrimos por cosas sin sentido, quizás nos quejamos y no valoramos, que no es lo que falta sino lo que tengamos, LA VIDA ES MUCHO MÁS NO LA DEJES ESCAPAR!
Esta frase resume una de las enseñanzas más grandes que he recibido en mi vida, tristemente la tuve que recibir de una de mis mejores amigas del colegio, quien a sus 33 años se despedía de este mundo en el mes de Octubre del año 2014 siendo madre soltera y dejando a una preciosa niña de 4 años y a un chiquito hermoso de 2.
Quiero contarles que el año 2014 fue uno de los años más duros que he pasado también en mi vida pues en ese año falleció mi segunda mamá (mi abuela materna) en el mes de marzo, después de luchar 10 meses contra un cáncer de pulmón y al mismo tiempo tenía a mi amiga Jenny quien venía luchando contra un cáncer durante los últimos 3 años de su vida. Debo decirles que fue un año de muchos aprendizajes, el cáncer al igual que otras enfermedades terminales, son un proceso que toca la vida de todos los que están alrededor de quien lo tiene y de alguna manera nos da tiempo de “prepararnos” para ese día, que en teoría sabemos que va a llegar, pero que en realidad estamos rogando para que nunca llegue; nos muestra en nuestra cara lo vulnerables que somos, nos recuerda que para morir, lo único que se necesita es estar vivo…
Cuando conocimos el diagnóstico de mi abuela y nos dijeron que le quedaban 6 meses de vida, literalmente sentimos que se nos acababa la vida, ella tenía 75 años y había sido muy saludable, lo cual nos hacía pensar que viviría muchos años más. Por supuesto hasta el último momento le pedimos a Dios que la sanara si Él así lo quería, pero finalmente entendimos también que ese fue su momento.
Creo que cuando las personas mueren en edades avanzadas, de alguna manera sentimos que finalmente ya estaba cerca el fin del ciclo y podemos sentirnos agradecidos por haber podido disfrutar de esa persona por tantos años, pero no nos pasa lo mismo cuando es alguien joven el que está muriendo. Sinceramente les digo que cuando mi abuela murió, yo le dije a Dios: “bueno entiendo que ya era el tiempo de ella, pero eso si Dios, Jenny no se puede morir, ella hasta ahora tiene 33 años y tiene dos hijitos que la necesitan”.
Me costaba mucho aceptar que ella podía morir, hablaba con ella todas las semanas, aunque no vivíamos en la misma ciudad, al menos intentaba verla 2 veces al año, todas las herencias de mis hijos iban siempre para los de ella (esto nunca cambiará), jamás la recuerdo quejándose o diciéndome que estaba mal.
Después de conocer de cerca el proceso del cáncer con mi abuela, y de haber tenido el privilegio de ser acompañados por un programa maravilloso de hospicio, el cual con su equipo fueron un apoyo y una guía para nuestra vida increíble, pues estuvieron con nosotros desde que nos dijeron: “le quedan 6 meses de vida” hasta cuando nos dijeron “le quedan unos minutos de vida”, pude darme cuenta que mi amiga se me estaba yendo también.
Ustedes podrán estar pensando, ¿qué tiene que ver todo esto con propósito o con la vida, si hasta el momento solo nos ha hablado de muerte? Pues bueno tiene que ver mucho en ambos aspectos, pues sencillamente lo único que nos puede arrebatar nuestro propósito es la muerte (no necesariamente física) y por otro lado el único momento que tenemos para cumplir nuestro propósito es en vida, pero a veces, o mejor muchas veces, creemos que la tenemos garantizada y por esa razón aplazamos todo para después y ¿qué tal si no hay un después?, tristemente la muerte nos recuerda que estamos vivos.
En el mes de Septiembre viaje a verla, pues quería llevarle todo mi amor, mi aliento, mis oraciones, mis palabras, en fin; en mis planes estaba viajar a darle todo de mi. Pero me encontré con la sorpresa de que finalmente, recibiría todo de ella y como les mencioné al comienzo, recibiría las mejores enseñanzas de vida.
En el post anterior les conté el momento cuando descubrí que tenia un propósito y en este post les contaré, el momento cuando entendí que debía comenzar a vivir y a respirar por ese propósito todos los días de mi vida.
El 5 de Octubre de 2014,veinte días después de haber ido a verla, mi hermosa Jenny dio su último suspiro y se fue a vivir plena en la “Gloria de Dios” (la última canción que escuchó antes de partir).
Hoy quiero compartir con ustedes los aprendizajes que ella me dio, que marcaron mi vida para siempre, que fueron trascendentales para dejar de seguir existiendo sin vivir y para vivir pero con un propósito; así que, ¡cómo no querer compartirlos con ustedes!…espero que toquen sus vidas así como tocaron la mía…
1. ¿En que gastaré mi energía?
Una persona con cáncer en etapa terminal va perdiendo cada día sus fuerzas y energía. Es el resultado de no poder comer, pues su cuerpo ya no recibe los alimentos y por lo tanto sus fuerzas y su aliento cada vez son más débiles.
Cada vez que le avisaba a ella que iría a verla, ella comenzaba a hacer una cuenta regresiva y a organizar lo que haríamos cuando yo fuera, de modo que cada día me escribía “15 días para verte, 14 días, 8 días, etc.”. Esta vez no fue la excepción y felices hicimos el conteo regresivo hasta que llegó el día de vernos. Por obvias razones no fue al aeropuerto y yo iba consciente que en esta ocasión estaríamos en casa pues imaginaba que ella ya no podía salir.
Cuando la vi, no puedo negarles que literalmente mi corazón se arrugo completamente, evidentemente supe que a menos que ocurriera un milagro, quedaban tan solo algunos días de vida. Por otro lado fue una felicidad inmensa el poder verla, abrazarla y hablar con ella, para mi sorpresa, me dice: “bueno alístate porque vamos a salir”, ella vivía en un tercer piso sin ascensor y me dijo “llevo descansando las ultimas semanas para poder tener energía para hoy y poder salir contigo y con mis niños”. Créanme que es imposible no sentir que alguien te ama, cuando ha guardado de sus ultimas energías para poder compartirlas contigo y con sus seres mas amados, sus pequeños angelitos. Yo le insistí para que no saliéramos pues entendía el gran sacrificio que para ella significaba, pero por Dios, ella estaba muy feliz de hacerlo, se colocó una dosis de morfina y nos fuimos toda la tarde para el centro comercial.
Así fue como aprendí mi primera lección: ella había elegido prepararse y descansar por muchos días, para poder tener energía para ese momento. Que difícil pensar en que tengas que elegir en qué quieres utilizar tu energía, pero tristemente esto se piensa únicamente cuando algo comienza a escasear, pues cuando tenemos suficiente o podemos llenarnos de más, entonces desperdiciamos y ni siquiera pensamos si valdrá la pena gastarla o no.
Ese día entendí que quería aprovechar cada fuerza de mi vida, cada gota de energía para estar con los seres que más amo y para estar cumpliendo mi propósito, porque a lo mejor un día ya no podré hacer ni lo uno ni lo otro.
2. ¿Tienes tu vida asegurada?
Al siguiente día, estuvimos juntas toda la mañana, ella acostada en su cama pues ya fuerzas no habían más. El día anterior me había dado el privilegio de verla reír, de preparar pizza junto a su hijita y luego comérsela con todas las ganas del mundo, de llevar a los niños a su parque favorito, en fin, Que día tan inolvidable!
Comenzamos entonces a hablar de la vida, de los planes, de los sueños y de repente ella me dice algo así: “Adry aparentemente yo me encuentro más cerca de la muerte que tu, pero tú podrías morirte mañana, nadie tiene asegurada la vida, ¿Te sientes tranquila si así fuera?”
Esas palabras y esa pregunta me cambiaron mi forma de ver la vida, pensé que a veces nos sentimos tan seguros de tener las cosas y sobre todo la vida, creemos que la muerte le llega a todo el mundo, pero no se por qué de alguna manera pensamos que a nosotros no nos llegará, al menos no mientras estamos jóvenes.
La miro y le digo: “tienes toda la razón y si así fuera, no me sentiría tranquila, pues siento que aún no he hecho lo que tengo que hacer”; ella me dijo: “de todas formas lo más importante es que vivas estando segura de que si mueres serás salva. Yo hoy creo en que voy a vivir, pero si no, estoy tranquila porque estaré con Dios”
En conclusión, mi segunda lección la resumo en esta pregunta: ¿Cuánto tiempo crees que tienes para cumplir tu propósito?
3. ¿Qué necesitas para poder cumplir con tu propósito?
Seguimos hablando y ella comenzó a hablarme de todos sus planes, de todo lo que quería hacer cuando se fuera la enfermedad, me dijo hasta el color de la bicicleta que le compraría a su hija, el camarote con el que soñaba para ellos dos, lo que quería estudiar, en fin, era estar escuchando hablar a un corazón enamorado de la vida, anhelando vivir para lograrlo; era escuchar a una mente llena de sueños y planes, era escuchar un alma que se desbordaba por contarle al mundo su historia… pero lo más triste, fue tener que escuchar todo esto encerrado en un cuerpo postrado en una cama, sin un solo aliento más, ni siquiera para darle un beso a sus hijitos.
Y nosotros nos quejamos, porque no tenemos la casa que soñamos, porque no viajamos lo suficiente, porque no tenemos a toda nuestra familia cerca, porque no hemos podido hacer la maestría, porque no hemos podido cambiar el carro, porque no tenemos los seguidores que quisiéramos, porque nuestras relaciones no son perfectas, porque no podemos comprarnos todo lo que quisiéramos, porque no somos mas flacos, porque no somos mas gordos, etc, etc. ¿Es en serio?
Jenny al igual que todas las personas que están hoy en una cama, atrapados en un cuerpo que cada día se debilita más, lo único que anhelan tener para cumplir su propósito, para poder estar con los seres que aman, para cumplir sus sueños, sus ideas… lo único que estas personas desearían tener es: SALUD! y tú ¿Qué necesitas para cumplir tu propósito?
En ese momento aprendí mi tercera lección: lo único que necesito para cumplir mi propósito una vez lo encuentro, es estar viva y tener salud.
Me duele mucho pensar que hay tantas personas anhelando vida y tristemente hay otras tantas quejándose por tenerla…mientras tengamos vida, tendremos la oportunidad de cambiar nuestro camino, nuestro hoy, nuestro mañana, no esperes a perderla.
4. Lo que verdaderamente tiene valor
Cuando me encontraba sentada al borde de la cama en donde estaba Jenny escuchándola decirme: “hace ya algunos meses que no pude volver a jugar con mis hijos, ya no tengo las fuerzas, así que ellos solo vienen y me dan besitos, ya no puedo lavarles los dientes, ni darles la comida, tampoco puedo leerles un cuento, pues no tengo fuerzas…” , ahí empecé a pensar en todas las cosas por las que yo me quejaba en mi vida, me decía a mi misma, yo me estreso por los problemas financieros, porque mis hijos, gritan, corren, no me obedecen a veces, porque llego cansada y quieren jugar, por que no ordenan, me estreso por problemas del trabajo, en fin… En ese momento pude ver que eso era tener una vida y que mientras yo me quejaba por mi día a día, mi amiga hubiera dado lo que fuera por tener al menos el 10% de mis fuerzas, para leer un libro más, para jugar 10 minutos más, para alzar a sus chiquitos una vez más … y yo, quejándome por vivir… …desde ese mismo momento me hice una promesa y era que nunca más me iba a quejar por nada de mis vivencias, pues entendí que tener vida es una fortuna, que muchas veces no sabemos valorar.
Cuando hablamos de propósito a veces pensamos que está directamente relacionado con factores como: éxito, fama, dinero, riqueza, premios y por lo tanto creemos que el día que logremos esto habremos alcanzado nuestro propósito, pero ¿Será que es así?
Hay muchas celebridades que a través de nuestros ojos pensaríamos que lo han encontrado “todo”, sus sueños, fama, lujos, riqueza, familia, viajes, premios etc., pero finalmente y tristemente un día terminan hundidos en alguna adicción, depresión o quitándose la vida. Yo siempre que escucho alguna historia así me pregunto ¿qué le faltaba a esta persona si aparentemente lo tenía todo?, si la mayoría de la población de este mundo vive la vida buscando cómo tener más para tener una mejor casa, mejor carro, hacer más viajes, enviar a las mejores universidades a sus hijos, entre otras cosas, y estas personas que logran tener todo esto, inclusive algunos antes de los 25 años o hasta mas jóvenes, terminan así, entonces ¿Qué es lo que verdaderamente importa?, ¿Vivieron verdaderamente su propósito?
Estando ese día junto a la cama en donde estaba mi hermosa amiga, entendí que nada de eso valía la pena, entendí que no sirve de nada creer alcanzarlo todo si en ese todo no está tu propósito; entendí que para no terminar el último día de tu vida solo, no basta con tener dinero o una pared llena de premios, entendí que el tiempo no se puede recuperar, entendí que leer un cuento era muy importante, entendí que 10 minutos más de poder jugar eran el cielo, entendí que un día mis fuerzas no serían las mismas y que para ese entonces, ya tendría que haber hecho todo lo que me fuera posible, entendí que no podía pasar un solo día más sin comenzar a hacer real el propósito de Dios en mi vida.
Quizás la vida nos da oportunidades para hacer y lograr muchas cosas y esos logros son como los diferentes buses que podemos ir tomando en nuestra vida, muchos podrán ser muy cómodos y llevarnos por un buen viaje, pero finalmente si no conocemos nuestro rumbo, nuestro propósito, podremos seguir toda la vida en el bus más lujoso y cómodo creyendo que lo hemos logrado todo, pero un día te cansarás y te darás cuenta que no llegaste a ningún lado pues a lo mejor nunca descubriste para dónde ibas.
¿Saben algo? Hay un propósito que yo creo que Dios nos dio a todos y ese propósito es el de ser luz en donde sea que estemos, como les escribí en el post pasado, sus historias, sus conocimientos, sus abrazos, su amor, su ayuda económica, sus palabras, ALGUIEN LAS NECESITA, por favor “no midas tu éxito con cuánto dinero ganas, sino con cuántas vidas cambias”
Si hoy estás en búsqueda de tu propósito o si ya lo encontraste y aún estás pensando, cómo, en dónde, cuándo, etc, solo quiero decirte que no esperes más, comienza, con lo que tengas, en donde estés…la vida hoy la tienes pero tal ves mañana no…
Quiero cerrar diciéndoles que por supuesto mi cuarta lección fue entender lo que verdaderamente tiene valor en esta vida y por lo tanto… decidí que a partir de ese momento…
“Yo quiero vivir como si fuera el ultimo día de mi vida, quiero soñar, quiero crecer, quiero abrazar a cada ser que alumbra mi vida con su alegría, quiero cantar, quiero gritar ¡VIVA LA VIDA!”
Desde mi Alma hacia la tuya
Adry
P.D. Gracias amiga linda por todo lo que me enseñaste, hoy sabrás que ahora no solo me lo enseñaste a mi. Sé que si pudiera verte, tendrías una sonrisa de esas de oreja a oreja como siempre la tenias y que ahora puedo ver en tus dos tesoros. Te amo!! Misión cumplida amiga.
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