Indudablemente una de las maneras más efectivas para conocer el significado de algo, en este caso de la “felicidad”, es conociendo también su opuesto, su antónimo, así que hoy el turno será para la “Infelicidad”.
En este camino de querer conocer a la “felicidad”, a esa felicidad que se queda, que permanece, me pareció muy importante conocer también a esa emoción que en muchas ocasiones ha definido nuestro estado, cuando sencillamente afirmamos ser “infelices”.
En el post anterior, yo les compartí que he podido conocer una felicidad que va mucho más allá de los momentos de gloria, de placer, de satisfacción absoluta, una felicidad que por el contrario viene a través de los momentos más tristes, duros, difíciles y vulnerables de nuestra vida. Esta felicidad es una felicidad que nunca quiero perder y que por lo tanto debo cuidar cada día, con mis pensamientos, con mis emociones, con mis sentimientos, con lo que escucho, con lo que me rodea, y por lo tanto, he tenido que ir identificando lo que en el día a día se pueden volver enemigos que me la pueden ir arrebatando y haciendo creer que mi felicidad se ha ido y que por lo tanto comienzo a ser “infeliz”.
Comencemos entonces por conocer ¿Qué es La Infelicidad?:
“(Del latín infelicĭtas, -ātis; Desgracia, suerte adversa) es la emoción de no poder ser feliz, porque algo o alguien falta, algo no complementa la vida o algo impide alcanzar una justa o deseada felicidad.” [1]
“La infelicidad es una de las emociones básicas del ser humano, muchas veces relacionada con el estrés, la soledad y la tristeza.” [2]
Si miramos la primera definición, una vez más nos lleva a pensar que “somos infelices” porque aún no encontramos, alcanzamos o logramos algo y bueno es que ese es el sentimiento que normalmente tenemos cuando creemos que NO SOMOS FELICES o que SOMOS INFELICES, que prácticamente seria lo mismo. Es en estos momentos en donde nos preguntamos ¿Qué necesito para ser feliz?, ¿Qué debo hacer para dejar de ser infeliz?, si se dan cuenta ambas preguntas indican que nuestra mente esta programada para pensar que nos falta algo, o alguien como dice la definición, ya sea para ser felices o para dejar de ser infelices; entonces, esto quiere decir que ¿No podemos ser felices tal y como somos?, ¿No podemos ser felices con lo que tenemos?, Si en mi presente necesito algo para ser feliz, ¿Será que el día que lo tenga de verdad seré feliz?, ¿Y si ese día siento que necesito algo más para ser feliz?
El siguiente fragmento me encantó y creo que en eso radica nuestra capacidad y nuestra decisión de poder ser felices, lean esto:
“La felicidad o la infelicidad tiene una definición muy subjetiva en la que cuentan tanto las expectativas que nos creamos sobre nosotros mismos, como si éstas fueran creadas por nuestra sociedad y por tanto, por nuestra necesidad de aprobación de los demás. Cuando ni siquiera somos dueños de nuestras expectativas aparecerá la FRUSTRACIÓN y por tanto la INFELICIDAD, el CARÁCTER AMARGADO e INFELIZ.” [3]
Definitivamente lo que a mi me hace feliz, no necesariamente es lo que a otra persona la hace feliz. La sociedad ha creado “expectativas de felicidad” que aparentemente han hecho creer que quien las tenga es feliz, por eso muchas veces vivimos anhelando algo que “creemos” que nos hará felices porque el mundo entero lo dice, más no porque hayamos sido nosotros mismos quienes establezcamos nuestras propias expectativas de felicidad para nuestras vidas, o mejor aún, porque no seamos nosotros mismos los que a pesar de cualquier expectativa, decidamos ser felices con nuestra vida, con lo que tenemos, con lo que somos.
Yo entendí esto en mi vida y por eso decidí romper con los famosos estándares de felicidad, yo decidí ser feliz como soy, con lo que tengo y soy feliz cuando busco mi bienestar, también cuando me esfuerzo por lograr algo que quiero, soy feliz disfrutando cada día los mas soleados y también los más grises y oscuros, no me interesa pensar en que seré feliz cuando cumpla las expectativas de algo o alguien, soy feliz intentando cada día crecer como persona, como mujer, como madre, como hija, como hermana, como amiga, etc.
¿Saben algo? yo tengo expectativas sobre mí misma y sé que Dios tiene expectativas sobre mí, yo anhelo con todo mi corazón cumplirlas, no para ser feliz, sino porque soy feliz mientras las hago!
Pero bueno, como hoy hablaré sobre la infelicidad, les compartiré entonces los momentos en donde he sentido que la felicidad se me está volteando y por lo tanto he prendido mis alarmas para evitar estos momentos, pero sobre todo, más que momentos éstas practicas sutiles que parecieran no causar daño, pero que si no las frenas a tiempo te robaran tu felicidad y pasarás en cuestión de segundos, de estar feliz a sentirte el más infeliz de esta vida.
1. Soy infeliz cuando me comparo
Que difícil es no compararnos en un mundo de redes sociales en donde nuestra mente recibe cada día millones de mensajes, específicamente en imágenes que nos llevan a compararnos y a desear tener las vidas de quienes vemos en esas imágenes.
Las crespas anhelan ser lisas, las lisas ser crespas, las gorditas ser mas delgadas, las muy delgadas ser más robustas, las solteras estar casadas, las casadas que están pasando por problemas anhelan no haberse casado y estar solteras, muchos casados anhelan divorciarse, muchos divorciados anhelan volver a casarse, el de escasos recursos anhela tener los lujos del “rico”, el rico anhela tener la unión de la familia de escasos recursos, el que viaja mucho anhela estar en casa y descansar, el que nunca viaja anhela algún día subirse a un avión, el famoso quiere pasar desapercibido, el que pasa desapercibido quiere ser famoso, acá podría quedarme y nunca acabaría, pues este mundo de la comparación es de nunca terminar.
Yo me di cuenta que me empezaba a sentir infeliz o a perder mi felicidad cada vez que me comparaba, no solo con otras personas sino también conmigo misma, con mi pasado, cada vez que a mi mente llegaban pensamientos como: “cuando vivía en aquella casa”, “cuando pude ir a tal lugar”, “cuando me sentía de tal manera”, “mis compañeros si pudieron lograr…”, “que rica la vida de tal persona”, “si algún día alguien hiciera eso por mi”…
¿Para qué sirve pensar así? La comparación a lo único que nos lleva es a la frustración, pero sobre todo nos lleva a no ser felices con quienes somos, ni con lo que tenemos, vivimos mirando el césped de al lado y no disfrutamos el nuestro, ni nuestra casa, ni quienes la habitan. Pero saben por qué llega la frustración?... porque seguimos pensando que es feliz el que viaja, el que se casa, el que compra casa, el que tiene la empresa exitosa, el que compró el último carro del año, el súper ejecutivo, etc., y eso sigue siendo el engaño más grande que siempre ha existido y que ahora gracias a las redes sociales cada día crece más y más, así que no caigas en esa trampa, eso no es ser feliz…
Identificar esto para mi fue vital, así que a raíz de esto entendí que cada persona es un mundo, que no puedo anhelar de manera tóxica o dañina lo que otra persona tiene o hace, desde ese momento, anhelo con todo mi corazón que todo lo que publican las personas a las que amo y sigo, sea un reflejo de lo que en realidad viven.
Si lo ponemos en términos de redes, hoy en día después de exponer mi vida mostrando que un día mi mundo se terminó, que me caí, pero que me levante y renací, ha sido este momento cuando he recibido más palabras de admiración, comentarios y likes, en donde me expresan lo FELIZ que me ven y créanme que no precisamente es porque tenga una vida de lujos, o viva comiendo en restaurantes, o estrenando casa, o más enamorada que nunca, o haciendo un tour por el mundo, jajaja les aseguro que por eso no es.
Si algún día quieres compararte con alguien, compárate con alguien que te inspire, o que sea un ejemplo para tu vida respecto a algo que quieras lograr, si hoy en tu vida estás pasando por un momento difícil, gris, oscuro, un momento de crisis, escúchame, yo soy un ejemplo de que ese tiempo se acabará y como se los escribí en el post anterior, ser feliz es reír después de tus lágrimas, ser feliz es la paz que encontrarás después de tu tormenta, ¡LA FELICIDAD LA SIENTES NO LA TOMAS DE NADIE!
2. Soy infeliz cuando no valoro y me quejo
Basta un día con perderlo todo, para comprender el valor del aire, de cada latido, de cada persona, cada cosa, cada detalle y cada lugar de los restos que quedaron y con los cuales resurgirá tu nueva vida.
¿Qué tan difícil es sentirnos plenos y satisfechos?, ¿Por qué siempre queremos más? Ese deseo de querer más es lo que siempre nos lleva a no valorar lo que tenemos, a pensar que un poco no es suficiente, a creer que bastante no es el límite y por lo tanto, en ese afán por querer conquistar, demostrar, acumular, logramos alcanzar muchas cosas, pero más nos demoramos en tener algo que enseguida queremos otra cosa más y entonces el momento de disfrutar lo obtenido, o lo que simplemente hay se hace cada vez más corto y poco placentero.
A veces cuando crees que lo tienes todo, das por hecho que siempre tu nevera estará llena, que siempre habrá un plato de comida sobre tu mesa, que le podrás comprar los juguetes o juegos que tus hijos te pidan sin ningún problema, das por hecho que tendrás un auto, que tendrás un techo, que las oportunidades de trabajo te lloverán, etc., das por sentado que esa es tu vida y que siempre será así, por eso te metes en el afán de buscar metas más altas porque de alguna manera las básicas están cubiertas, y por ende, lograr esas metas es lo que comúnmente llaman “felicidad”. Por eso vemos a tantos padres y madres de familia trabajando más de 8 horas al día, fines de semana, horas extras, entre otras, porque afirman estar trabajando por el futuro de sus hijos, unos hijos que los necesitan hoy, unos hijos que casi no conocen pues es muy poco el tiempo que comparten...es irónico pensar en que nos perdemos el presente trabajando y pensando en la “felicidad monetaria” del futuro y no entendemos que la felicidad es aquí y ahora.
Cuando yo comprendí esto, pude ser feliz, pude valorar cada abrazo, cada mano extendida de ayuda, cada plato de comida, cada juguete para mis hijos, cada salida, cada minuto, cada segundo y felizmente pude entender que no necesitaba nada más. Por esta razón, cuando en mi humanidad me olvidé de lo que verdaderamente vale, cuando mi mente se va y empieza a pensar en todo lo que supuestamente quisiera tener, cuando me quejo por lo que no tengo, en seguida aparece la infelicidad, así que cuando noté esto decidí no volver a quejarme y por supuesto a seguir valorando y disfrutando cada bendición que tengo en mi vida, hasta la que parezca más mínima, pues eso me da felicidad.
3. Soy infeliz cuando me alejo de Dios
Bien, quisiera decirte que ser positivos o tener una actitud positiva todos los días es la clave de la felicidad, o que meternos a un curso de (PNL) Programación Neurolingüística es el secreto para ser felices, pero la realidad es que no es así.
En los siguientes post les hablaré mucho más de cómo encontré mi felicidad, pero hoy al pensar en lo que me hacía sentir infeliz o lo que se lleva mi felicidad por momentos, sí o sí, tenía que escribir esto.
Saben que el no compararnos, el valorar lo que tenemos, el no quejarnos, el agradecer cada instante de vida y cada bendición que tenemos es algo maravilloso, pero es algo también agotador y difícil para nuestra humanidad. Es más fácil caer en el círculo de la sociedad y por lo tanto sentirnos infelices una y otra vez; es aquí en donde aparece el que completa de manera perfecta la ecuación, porque sencillamente sin Él no seria posible: Dios.
Qué les pues decir, más que cada mañana y cada noche quien dibuja una sonrisa en mi rostro es Dios, es saber que Él esta conmigo, es saber que todo está bajo control por Él…si las religiones teístas afirman que: “la felicidad es un estado de paz que solo se alcanza en la comunión con Dios” solo puedo agregar un completo SÍÍÍÍÍ a esta afirmación. Por eso cuando mi comunión o mi relación con Dios se ve afectada, porque me alejo, porque me enojo, porque me frustro o por cualquier razón que haya en mi vida, en ese momento me siento infeliz, en ese momento entiendo que me alejé de la fuente, en ese momento entiendo que la infelicidad está justo en todo lo que me lleve a alejarme de Dios.
Les dejé entonces las 3 acciones que más han intentado robarme mi felicidad, las 3 acciones que normalmente me llevan a creer que soy infeliz.
Identifica las tuyas y una vez las tengas claras apártalas de tu vida, trabaja cada vez más para NO realizarlas, cuida tu felicidad y no dejes que nada ni nadie te la quite.
Para terminar solo quiero decirles que:
La felicidad más que una emoción es una decisión y de igual manera lo es la infelicidad…¿Cuál quieres para tu vida?
Desde mi Alma hacia la Tuya
Adry
[1] Rafael Santandreu: “La infelicidad es la enfermedad de las personas con necesidades absurdas”. La Vanguardia, 16 de mayo de 2016
[2] Peyró, Patricia (13 de octubre de 2016). «Todas las personas infelices tienen esto en común». El País. Consultado el 3 de diciembre de 2016.
[3] Rafael Santandreu: “La infelicidad es la enfermedad de las personas con necesidades absurdas”. La Vanguardia, 16 de mayo de 2016
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