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PERDÓN: ¿Qué eres?

Actualizado: 13 may 2019


 

Perdonar, perdonar, perdonar…he ahí el asunto.


Que importante es poder entender este verbo, esta acción, este regalo, en medio de un mundo lleno de humanos imperfectos y tan vulnerables que hacemos daño y somos heridos a la vez.


En nuestro día a día nos relacionamos con otros seres y en medio de nuestra interacción hablamos en el tono equivocado, decimos la palabra incorrecta, hacemos la mirada ofensiva, sin querer tropezamos con las personas, olvidamos regresar una llamada, omitimos hacer algún favor, etc. Todas estas cosas sin duda alguna provocan una reacción o un sentimiento a quien lo hacemos y por lo tanto, ya sea en el instante o al final del día se escuchará un “lo siento” o un “perdóname” por haberlo hecho. Al considerar este tipo de ofensas anteriormente mencionadas, en nuestra escala de heridas, digamos que estarían en “ofensas menores” por decirlo de alguna manera, posiblemente no nos gusto la mirada, o el tono, o nos dolió que olvidara el favor o la llamada, pero muy seguramente al momento de escuchar la disculpa, encontramos que no existe mucha resistencia al dar ese perdón.


Por otro lado, no nos pasa lo mismo cuando las ofensas causaron heridas muy dolorosas y profundas, en esas ocasiones sentimos que nuestro nivel de perdón no da para tanto, esto muestra de alguna manera que nuestro perdón está condicionado al nivel de dolor o daño que causan las ofensas, lo cual creo que es completamente natural; sin embargo, creo que también muestra que cuando pensamos y sentimos así es porque no hemos entendido el verdadero significado de PERDONAR.


Por esta razón hoy y a lo largo de esta serie, quiero invitarte a que juntos exploremos este DON tan increíble que todos poseemos, esa acción que marca diferencias, ese regalo que cambia vidas, que recupera sueños, que sana enfermedades, que elimina los dolores, que arranca amarguras, que desaparece rencores, que termina odios, que acaba con las guerras, que trae paz… ese DON llamado “PERDÓN”.


Comenzaré entonces hablando sobre lo que NO es PERDÓN y algunos mitos que han hecho que perdonar cada vez se haga más difícil en nuestras vidas.


El perdón…

  • NO significa aceptar los perjuicios o daños que te causaron

  • NO es una negación de lo sucedido

  • NO disminuye el daño que te causaron

  • NO elimina las consecuencias que tendrá para la otra persona la ofensa cometida

  • NO es una debilidad

  • NO depende de los actos de la otra persona

  • NO es un acto condicionado

  • NO le exige convertirse en un trapo para limpiar el piso

  • NO le exige permitir que el ofensor vuelva a hacerle daño

  • NO espera a que el ofensor se arrepienta

  • NO es olvidar

(Frases modificadas de la fuente mencionada en la nota al pie[1] )


A lo largo de mi vida he podido ver como todas estas frases son una realidad y el entender que nada de esto es Perdón, fue realmente fundamental para la sanidad de mis heridas, pues pude romper con esos mitos que me hacían creer que al perdonar era débil, que al perdonar me seguirían hiriendo, que al perdonar olvidaba, que al perdonar aceptaba lo ocurrido, en fin; entender esto me llevó a poder comenzar a descubrir lo que SÍ es el perdón y sobre todo a descubrir a quién beneficia.


Cuando tuve que enfrentar por primera vez el perdonar algo mucho más doloroso que una “pequeña ofensa” y empecé a contemplar la idea de perdonar , me surgió entonces la siguiente pregunta sobre el perdón:


¿Eres un sentimiento o una decisión?

Algo que yo he aprendido en mis procesos, es que la mente toma decisiones y el corazón la sigue, a veces se demora mas que otras, pero por lo general finalmente llega al mismo objetivo que la mente fijó y una vez alineados, todo funciona mejor.


Hace poco encontré algo que explica mejor esto y es lo que dice Charles Stanley cuando explica: “existe una diferencia entre el perdón intelectual y el perdón emocional. Por ejemplo, cuando alguien ha tenido una aventura amorosa, normalmente el cónyuge engañado opta por perdonar a su pareja intelectualmente y enseguida, pero el perdón emocional puede tardar meses en llegar.”[2]


Yo diría que el perdón es una decisión pero también un sentimiento!


“DECIDO perdonar, pero SIENTO que NO puedo”, “SIENTO que quiero perdonar, pero me cuesta DECIDIRLO” ¿Alguna vez han estado en este dilema?


Yo creo que en ambos casos, la respuesta o la solución al dilema está en entender a quién beneficia esa decisión y hacia quién va dirigido ese sentimiento. Yo veo que definitivamente los mitos sobre el perdón nos han hecho creer a todo dar, que cuando perdonamos le estamos haciendo un favor a quien nos ofendió y eso es lo que nos frena ya sea para sentirlo o para decidirlo. Es decir, creemos que si decidimos perdonar es porque decidimos hacerle un bien a esa persona que me ofendió o desde el otro punto del sentimiento que es igual, lo sentimos pero no lo decidimos porque dudamos al pensar si esa persona se lo merece. Si se dan cuenta el perdón se ha condicionado como si fuera un beneficio al ofensor y por supuesto siempre que lo veamos así, tendremos dudas ya sea para decidirlo o para sentirlo.


Pero créanme que hay una gran diferencia cuando descubrimos que esa decisión debe estar basada en que el perdón es sin duda alguna uno de los mejores regalos que tenemos y que a pesar que es un regalo que damos a alguien que nos lastimó, somos nosotros quienes gozamos de sus beneficios, porque Sí la verdad es esa, el decidir perdonar es una decisión para tu vida, para que tú tengas paz, para que tú seas libre, para que tú no te llenes de rencores, odios, enfermedades, amargura y esclavitud, el perdonar sí es una decisión, pero no por otra persona, es UNA DE LAS MEJORES DECISIONES QUE PUEDES HACER EN TU VIDA, POR TI Y PARA TI, CREEME NO ES PARA NADIE MAS!


El perdón, también es un sentimiento, ES UN SENTIMIENTO DE PROFUNDO AMOR POR TI, porque es maravilloso cuando descubres que perdonas, no porque la otra persona lo merezca o no, sino PORQUE TÚ MERECES SANARTE, MERECES SOLTAR, MERECES SER LIBRE; es un sentimiento de amor por ti mismo, porque descubres que tienes una llave mágica en tus manos que te permitirá entrar a un estado de completa paz, de completa tranquilidad, sanidad y alegría.


Decisión o sentimiento, cuando logramos ver que cada vez que perdonamos estamos decidiendo y sintiendo por nosotros, por nuestro bienestar, por nuestra salud física y emocional, por nuestro futuro, por nuestro legado, por nuestra libertad, ¿qué dudas podríamos tener entonces para darlo?


¿Eres un momento o una jornada?

El perdón, aunque quisiéramos que fuera algo que pasara instantáneamente una vez que decidimos y sentimos darlo, la realidad es que no es así.


El perdón es un proceso, es una jornada, es una jornada difícil, dolorosa, pero con un resultado maravilloso.


La falta de perdón tiene repercusiones en nuestra vida, “la incapacidad de perdonar (debido al estrés que genera) puede ser el origen de problemas físicos, como astenia, insomnio, cefaleas, dolor articular o dorsal. También puede ser la causa de depresión o ansiedad”[3]. Aunque la jornada del perdón no es fácil, creo que el vivir con todas estas repercusiones en nuestra vida por la falta de perdón tampoco creo que lo sea, la diferencia entre perdonar y no perdonar, es que cuando no perdonamos cada día veremos más repercusiones negativas en nuestra vida y salud, pero cuando perdonamos, así nos duela el pasar por esa jornada, esa jornada tiene un fin y tiene un final feliz, en el que cada día podremos ver también las repercusiones positivas que trae el perdón a nuestra vida y a nuestra salud.


Yo hoy te pregunto, ¿Qué crees que es mejor para tu vida?

Como último punto hablaré de un concepto que no coloqué al principio cuando escribí lo que no es perdón y lo quise dejar aparte, porque he entendido lo que esta falsa creencia nos ha afectado por el simple hecho de creer que el perdón y ella son lo mismo…


¿Eres reconciliación?

“para perdonar solo hace falta uno, pero para reconciliarse son necesarios dos” [4]

¿Qué es reconciliación?

Según su origen etimológico, es una palabra que deriva del latín “reconciliatio”, que puede traducirse como “la acción y el efecto de volver a unirse”[5]


Yo se que muchas personas se han negado a perdonar porque llevan años creyendo que al perdonar necesariamente se tendrán que reconciliar, por eso hoy quiero que sepas que NO ES ASÍ, que toda reconciliación la precede un perdón, pero no todo perdón debe llevar a una reconciliación, especialmente en casos en donde haya habido abuso severo (emocional o físico), inmoralidad sexual, homicidio o si el ofensor se resiste a cambiar, yo le agregaría también o si simplemente tu no deseas reconciliarte, porque consideras que no le hace bien a tu vida estar cerca de esa persona.


En otras palabras el perdonar no te implica o significa el mantener una relación o algún tipo de vínculo con la persona que te hizo daño, así que puedes sentirte libre de poder decidir perdonar si hasta el momento creías que al hacerlo te tendrías que ver obligada(o) a restaurar o permanecer en unión con quien te ofendió.


En mi vida, como ustedes ya saben, perdoné varias veces la infidelidad y también me reconcilié en esas ocasiones. Debo decir que cuando se encuentra el sentir en ambas partes para lograr una reconciliación es maravilloso, pero indudablemente es imposible tenerla sin que haya un perdón que la anticipe.


Pareciera mentira conocer historias de personas que más que perdonar, han decidido reconciliarse con la persona que mató a sus hijos, o con la persona que le abusó sexualmente o con cualquiera que haya causado mucho dolor a su vida; es verdaderamente admirable lograrlo gracias al PERDÓN y al trabajo y el esfuerzo de ambas partes, pero nuevamente reafirmo que el hecho de que algunas personas lo hagan no quiere decir que todo el que perdona esté obligado a reconciliarse.


Yo perdoné y me reconcilié, pero también llegó un momento en el que decidí utilizar únicamente ese maravilloso don de perdonar una vez más, perdoné, sané, solté y también fui libre para en esta última ocasión optar por la NO RECONCILIACIÓN, pues existen límites y decisiones que también son necesarios para comenzar nuestras vidas de nuevo.


Así que, la RECONCILIACIÓN siempre será una OPCIÓN pero NO ES UN REQUISITO.

Finalmente quiero dejarles una ultima reflexión sobre el perdón …


Hay una historia muy famosa en la biblia sobre una mujer a la que descubrieron en adulterio, según la ley en ese entonces, ella debía ser apedreada pues no había perdón para su falta. Sin embargo, cuando se la llevaron a Jesús para saber Él qué pensaba que debían hacer, Él simplemente les dijo: Aquel de ustedes que esté libre de pecado, que tire la primera piedra. Poco a poco todos los que estaban allí para condenar la falta de la mujer y “darle el castigo que según la ley y ellos merecía” se fueron yendo, fueron soltando las piedras que tenían en sus manos, pues entendieron que para condenar y no otorgar PERDÓN a alguien igual de humano a ti, es necesario no haber fallado nunca, no haber herido nunca , no haber hecho daño nunca…mejor dicho estar libre de haber cometido algún error.


En este mundo nos han enseñado a vivir según la ley del talión, pagando ojo por ojo a quienes nos hacen daño, nos han hecho creer que el NO PERDONAR es una manera de cobrar venganza y de pagar con la misma moneda, solo quiero recordarles que no olvidemos que todos somos humanos, no olvidemos que a Dios le pedimos que nos perdone de la misma manera como nosotros perdonamos a quienes nos ofenden…así que:


“perdonar es soltar las piedras cuando el mundo dice que las lancemos” [6]

Entender el poder del perdón, es como cuando estás en una guerra como mortal, es decir puedes perder la vida en muchos momentos, pero es como si tuvieras una poción mágica para sanar, que nunca se acaba y con la cual puedes revivir una y otra vez, pues sencillamente el perdón es inagotable.


“El perdón no es un acto ocasional, es una actitud constante” Martin Luther King Jr.


Desde mi Alma hacia la Tuya

Adry

[1] Hawkins R, Clinton T., 2013, Consejería Bíblica, Editorial Portavoz páginas 184,185.


[2] IBID, pág.188


[3] Hawkins R, Clinton T., 2013, Consejería Bíblica, Editorial Portavoz páginas 186.


[4] Hawkins R, Clinton T., 2013, Consejería Bíblica, Editorial Portavoz páginas 185.



[6] Hunt June, 2008, Cómo perdonar cuando no lo sientes, Editorial CLC, Pág. 38.

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