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PERDONANDO LO IMPERDONABLE

“Perdonar no cambia el pasado, pero si puede cambiar tu futuro”. GANDHI



 

En la vida tenemos algunas ofensas o profundas heridas que consideramos como imperdonables. Un ejemplo de algunas de estas serian: homicidio, violación, maltrato físico, traición, estafa, engaño, infidelidad, entre otras. Sin embargo, en algún momento de la vida, o a lo mejor en muchos momentos de la vida, llegamos a sentir y sufrir alguna de estas ofensas, o tal vez otras de diferente tipo y nuestros corazones se van llenando de dolor, de resentimiento, de rencor, de amargura y en muchas ocasiones de deseo de venganza en contra de la persona que nos causó daño.


Popularmente las personas siempre afirman que: “el tiempo lo sana todo “ y muchos se quedan guardando todos estos malos sentimientos esperando que el tiempo supuestamente los sane y es así como escuchas a personas contando la misma historia de hace 20 años con el mismo dolor y rabia que sintieron cuando la vivieron y ahí es cuando ves personas amargadas y llenas de tristeza, pues algún día fueron heridas y afirman que nunca perdonarán, pues quien las hirió no merece su perdón. Lo mas triste de esto es que muy seguramente quien hizo el daño vive tranquilo y ni siquiera le importa o está enterado de qué tanto daño te causó. Es difícil establecer qué tanto mérito debe hacer alguien para poder recibir el perdón y esto pasa porque creemos que el perdón es un bien para la persona que nos ofende, pero cuando eres tú quien merece ser libre de ese dolor, de la amargura, del odio, de la falta de risas y buenas caras, ¿Mereces entonces perdonar?.


Yo considero que tú NO mereces vivir con dolor, ni resentimientos. Pienso que entre más rápido se vaya todo eso será mucho mejor. Yo en lo personal busco hacer mis procesos de manera rápida y efectiva, sobre todo si son procesos en los que hay dolor; por esta razón cuando se quiere cerrar una herida abierta y seguir adelante en la vida, indiscutiblemente EL PERDÓN es uno de los protagonistas más importantes para poder lograrlo!


Una de las ofensas o de las situaciones que siempre escucho y que yo misma decía que nunca perdonaría era una infidelidad y bueno es que nadie se casa o comienza una relación diciéndole al otro: “bueno tranquilo que si me llegas a ser infiel yo te perdonaré”; Jamás!, por el contrario, creo que advertimos que eso sería algo imperdonable. Pero a lo largo de los años, de vivir de cerca la vida de varias parejas y por supuesto, de mi vida misma, he comprobado que una cosa es decirlo y otra muy diferente es vivirlo.

Al igual que el amarse a uno mismo, el dar una oportunidad, el volver a confiar, el PERDÓN es también una decisión.


Como les he compartido en mis publicaciones anteriores, una vez que acepté que estaba pasando por una crisis por infidelidad y decidí empezar a sanarme, amándome, levantando mi autoestima a su máxima expresión; después dando una oportunidad y volviendo a confiar, llegué a un punto en donde decía: “Ya me siento mejor, pero escucho a mi pareja pidiéndome perdón y aunque quisiera decirle que lo perdono aun no puedo. Ya decidí que quiero perdonarlo, pero sinceramente no tengo ni idea cómo se hace eso; es más, no creo que sea capaz de hacerlo, simplemente NO PUEDO”


Entonces, fue cuando entendí que yo sola no podría descifrar esto y una vez más fui al experto en PERDÓN Y AMOR, siiii JESÚS, el único que logró enseñarnos el verdadero perdón. Él quien fue traicionado, burlado, ofendido y demás; pero que aún así nos mostro con su vida y enseñanzas el acto de amor y perdón mas grande que ha existido y que partió la historia de la humanidad en dos. Y recordando esto le pregunte: ¿Cómo haces para perdonarme cada vez que yo te fallo?

Yo le reclamaba: no puedo entender cómo alguien que supuestamente me ama pudo causarme tanto dolor, sin embargo, en ese momento pensé; yo me jacto de decir que yo te amo Jesús con todo mi corazón, pero aún así te fallo constantemente y Tú me perdonas. Si hay alguien que me pueda enseñar a perdonar eres tú Jesús , por favor dime cómo…

Y así comenzó

1. Mira a la persona que te hizo daño a través de mis ojos

Evidentemente nuestra humanidad casi nunca nos deja mirar con otros ojos diferentes a los únicos que tenemos; es decir, sólo podemos ver lo que está frente a nosotros, vemos a alguien que nos hizo daño. Nuestros sentimientos no son más que desear que viva el doble de dolor; o que de alguna manera pague el daño que nos causó; desear no volver a tenerlo cerca de nuestras vidas, en fin, sólo podemos ver el dolor causado y al que lo causó.

En algunas ocasiones, las heridas vienen de personas ajenas a nuestras vidas, es decir, alguien con quien no tenemos ningún vinculo y aunque el dolor está, tal vez no existe ese dilema de cómo perdonar a esa persona y seguir conviviendo con ella.


Caso diferente, cuando quien causa el dolor es alguien a quien tu amas y alguien que te ama; ya sea pareja, padre, madre, hermanos, amigos, etc. Es diferente en el sentido que podemos sentir que el dolor es más fuerte pues vino de alguien con quien tienes una relación, confianza, sentimientos y es parte de tu vida. Por otro lado pensar en perdonar puede ser complicado, pero por amor y por querer llevar a restaurar la relación con esa persona, puede llegar a ser más fácil.


Sin embargo, es otra historia cuando hablamos de pareja. Los vínculos de sangre que nos unen con nuestra familia son irrompibles, es más, así las familias se alejen o no se hablen, nunca escucharás a nadie decir “es que ella es mi ex mamá, o mi ex hermano” pues ese vínculo nunca se rompe. Pero cuando es tu pareja y hay una crisis, o hay un dolor que te quebró, pues la solución que más rápido llega a nuestras mentes es terminar todo y no reparar pues finalmente esa persona si podría llegar a ser tu ex. Esa solución, aunque aparentemente parezca la más fácil, por lo general no lo es y en muchas ocasiones no es lo que los dos desean.

Independientemente de la decisión que cada persona tome cuando hay una gran herida, ya sea continuar los vínculos o romperlos y alejarse definitivamente, es necesario PERDONAR. ¿Cómo puedo entonces mirar a esta persona a través de los ojos de Jesús y poder perdonarlo?


Cuando me convertí en mamá pude entender esa mirada de amor con la que nos mira Jesús. Si aún no eres mamá piensa en algún sobrino o en algún niño que sea cercano a tu corazón. Con mis hijos he aprendido que no importa cuántos errores cometan ellos, no importa cuántas cosas hagan que me causen dolor, MI AMOR POR ELLOS NO CAMBIA y cuando ellos se dan cuenta de su error y me piden perdón mis brazos siempre están dispuestos a recibirlos de nuevo, no tengo ni siquiera que pensar si los quiero perdonar, es una mirada de amor y un perdón incondicional.


Y sí, acá está ese primer punto: Míralo con AMOR, con ese mismo amor con el que Jesús te recibe a ti cada vez que le has fallado. Él nos enseñó a amar a los que nos ofenden, a nuestros enemigos, ese es el verdadero AMOR .

Cuando tu comienzas a ver a esa persona que te hirió con esa clase de amor, entonces todo cambia; tu debes hacer tu parte!

“Pocas veces serás tan parecido a Jesús, como en el momento que perdonas una ofensa” Itiel Arroyo

No olvidemos que así es como lo oramos en el padre nuestro cuando decimos “perdona nuestras ofensas, así como nosotros perdonamos a quienes nos ofenden” ¿verdaderamente lo hacemos así? ¿Estamos pidiendo el perdón que estamos dando? O ¿pedimos que el Padre nos perdone a nosotros pero nosotros no perdonamos a quienes nos ofenden?

2. Sí, yo te perdoné….. ¿Quién eres tú para no perdonar?

Sé que nos sentimos indignados, quebrados, dolidos; sé que en la vida de cada uno no existe dolor más grande que el que nos causaron a nosotros. Podemos saber que hay millones de historias más duras, tristes, traumáticas y demás, pero aunque así sea, la realidad es que nuestro dolor nos duele más precisamente por eso, porque es nuestro. Por esta misma razón también se nos hace más fácil opinar sobre las historias y sobre lo que las demás personas deben hacer; por ejemplo, en muchas ocasiones le hemos dicho a amigas, “ ya perdona deja eso así” pero cuando se trata de nosotros ya no es tan fácil.


Hay una historia en la biblia que Jesús contó y que a mi no deja de impactarme. Se las resumiré acá rapidito: (La historia completa la pueden leer en Mateo 18:23-35)

Un día un rey estaba haciendo cuentas del dinero que le estaban debiendo y pidió llamar a todos los que le debían. Entre esos uno de sus empleados le debía muchísimo dinero, le debía 60 millones de monedas de plata y como el empleado no tenía cómo pagarle, el rey ordenó que lo vendieran como esclavo, junto con su esposa y también sus hijos. El empleado se arrodilló ante el rey y le suplicó que le diera más tiempo y así le pagaría todo lo que le debía. El rey sintió compasión de su empleado y le perdonó la totalidad de la deuda y le dijo: vete tranquilo. Cuando el empleado salió del palacio del rey, se encontró con un compañero que le debía 100 monedas de plata, lo agarró por el cuello y le exigió que le pagara las 100 monedas; el compañero se arrodilló delante de él y le suplicó que le diera mas tiempo y que él le pagaría todo; pero aquel hombre no quiso darle el tiempo y lo mandó a la cárcel hasta que pagara las 100 monedas que le debía. Los demás compañeros cuando vieron lo que había pasado, se llenaron de rabia y fueron y se lo contaron al rey; entonces el rey lo mandó llamar y le dijo: “Qué malvado eres! Te perdoné todo lo que me debías, porque me lo suplicaste! ¿Por qué no tuviste compasión de tu compañero, así como yo la tuve contigo?” El rey se molestó demasiado y envió a ese empleado a que lo castigaran hasta que pagara todo lo que le debía.


Esta historia me impacta mucho porque cuando la escuché por primera vez, de una dije, tenaz ese hombre, es el colmo, que falto de sentimientos, ¿Cómo es posible que le perdonen a él semejante deuda y él no haya sido capaz de perdonar al que le debía el 0,00016% de lo que le perdonaron a él?

Bueno en realidad creo que esto fue lo que todos pensaron y mucho más el rey, lo más triste de esa historia es que nosotros la repetimos muchas veces en nuestras vidas, es como si perdiéramos la dimensión de las ofensas o como si nuestro perdón dependiera del tamaño de la ofensa o de la deuda.


Para mi esta historia fue entender que un día yo estuve frente a ese rey, con mi humanidad, con todas mis fallas y errores; y que le supliqué que me perdonara y Él me perdonó. En ese momento yo entendí que eso me hacía perder a mi el derecho de no perdonar a otra persona que hubiera o llegase a hacer algo en contra mía. Sencillamente pienso que no tengo la valentía o el descaro de exigir algo de lo que a mi me eximieron. A lo largo de los años también entendí que cuando quise hacerlo y decidí no perdonar, me metí en una cárcel en donde el tiempo pasaba y quien no acababa de pagar la deuda era yo.

Así fue como entendí este segundo paso para perdonar, el perdón te hace libre!

“perdonar te va a costar mucho, pero no perdonar te va a costar mucho más” Itiel Arroyo

3. A lo profundo del mar si quieres continuar !

Es imposible perdonar, si todos los días traes a tu mente, a tu corazón y a tu vida lo que te hirió. Hacer eso, básicamente hará imposible el proceso de perdonar y te llenarás de rencor.

Deja el dolor atrás, en el pasado, en lo más profundo y sigue adelante! He escuchado varias veces que: “guardar rencor es como beber veneno y esperar a que la otra persona se muera”. Ésto le ha pasado a muchas personas que deciden no perdonar porque a lo mejor nunca han escuchado ni visto una palabra o un gesto de arrepentimiento, entonces deciden guardar rencor, dolor y hasta odio en sus corazones, como si en realidad el hacer esto le afectara a la persona que los hirió.


Yo hoy te pregunto, ¿cuánto tiempo más quieres vivir así?, ¿Qué pasa si la persona que te hizo daño se murió y nunca lo escucharás pidiéndote perdón?, o a lo mejor está viva pero igual nunca lo hará, dime por favor ¿Quién se está afectando con esa falta de perdón? .

Solo quiero transmitirte que el perdón es un acto de amor inmenso hacia ti misma; no te lo dejes robar por alguien que te hirió.

Les quiero compartir un ejercicio que hice para perdonar y que me sirvió muchísimo. Es aplicable en caso que tengas la oportunidad y sea sano de hacerlo directamente con la persona; o que la persona esté muerta; o simplemente que no tengas la manera o no quieras tenerla frente a ti. Bueno acá va…


Vas a comenzar por hacer una lista de cada una de las palabras, hechos, actitudes y demás cosas que esa persona hizo y que te dolieron. Es muy importante que no omitas nada; repasa día a día, mes tras mes, año tras año hasta que consideres que está todo ahí escrito. Eso puede tomarte horas, o tal ves días, pues es posible que necesites parar y seguir en otro momento pero el objetivo es que todo lo que te duele este ahí escrito, así que tómate tu tiempo.


Una vez tengas esa lista vas a buscar un lugar tranquilo, en donde puedas estar sin prisa por el tiempo o porque alguien vaya a llegar; vas a colocar dos sillas una frente a la otra y tú te sentarás en una de ellas. Si vas a hacerlo directamente con la persona, entiendo que es porque esa persona está esperando también ese momento de pedirte perdón y aunque será duro para esa persona también, estará feliz de poder decirte: perdóname una vez más. Pero si por el contrario, la silla estará vacía, entonces imaginarás que la persona está ahí, pero lo importante de este ejercicio, que fue lo que me gustó a mí, es la actitud con la que debes imaginar a esa persona que está ahí frente a tí, la actitud es de completo arrepentimiento.


Entonces comenzarás por leer una las cosas que escribiste en la lista y cada vez que leas algo entonces cerrarás tus ojos y te imaginarás a esa persona diciéndote: “PERDÓNAME, SIENTO MUCHO HABERTE CAUSADO ESTE DOLOR”. Siente la libertad de llorar y a medida que leas e imagines a esta persona en esa actitud pronunciando cada palabra perdónalo. Cada vez que te pida perdón, respóndele “ TE PERDONO” y ve soltando, liberando y dejando ir; poco a poco serás libre y habrás soltado el dolor, el rencor que llevabas cargando quizás por días, meses o años.


Para finalizar rompe la lista o quémala y comienza a pensar que a partir de ese día todo quedó atrás y que perdonaste.

Ahora diste un gran paso para mantenerte libre para continuar, para ver un futuro diferente sin dolor, con cicatrices sí claro!, esas siempre estarán, pero ya no dolerán. Habrás decidido dar una porción del gran perdón que ya un día recibiste!

Por último y muy importante ¿Cuántas veces debemos perdonar le preguntaron a Jesús?

Y el respondió : “no basta con perdonar al hermano solo siete veces. Hay que perdonarlo una y otra vez; es decir, siempre”. Mateo 18:22 TLA


Nota: quiero aclarar que perdonar no significa aguantar y seguir viviendo situaciones de abuso o maltrato ya sea físico o emocional, el perdón es una decisión para ti, por lo cual no implica seguir con quien te cause el daño.

“Si bien puede parecer un acto bastante simple, el perdón es un proceso difícil y muy delicado que, si se ejecuta correctamente, puede ser profundamente conmovedor y una gran experiencia de aprendizaje” Robert Enright

Espero haber sido de ayuda para tu vida y anhelo con todo mi corazón que seas libre!!

Desde mi alma hacia la tuya

Adry

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